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Pero ¿en qué país vivimos?

Pero ¿en qué país vivimos?

Rafael Ribó, el ’Síndic de Greuges’, o Defensor del Pueblo catalán, ha viajado unas 50 veces al extranjero en dos años. Su cargo, que compagina desde junio de 2009 con la Presidencia del capítulo europeo del Instituto Internacional [...] ha conllevado gastos de dificil justificación.

El Consejo General del Poder Judicial pagó a su presidente, Carlos Divar, estancias de cuatro días en Marbella (Málaga) con viaje, alojamiento y manutención incluidos, para acudir a actos públicos de unas horas que, a veces, se celebraban en una provincia distinta y, en algunos casos, a 200 kilómetros de distancia por carretera. Para justificar estas irregularidades, Carlos Divar, que es presidente las 24 horas del día y que algunos viajes eran de carácter “reservado”.

Ni la Administración Penitenciaria ni España puede permitirse una piscina, ni su mantenimiento,  en el nuevo centro penitenciario de Pamplona ni la instalación de televisiones de plasma en las celdas.

Son tres ejemplos recientes de cómo España y sus gobernantes gastan y gastan sin rigor y sin un debido control. Ante los hehos, ya consumados, no se piden responsabilidades. Inversiones que han costado cientos y cientos de miles de euros, ya realizadas, pasaran al capitulo de obras realizadas y sin nigúna funcionalidad. Despalfarro y obscenidad

No es justo que en España con casi 11 millones de españoles que rozan la pobreza extrema, según Caritas Madrid, privilegiados de los poderes del Estado o presos, condenados o no, gocen de  medios  que no son alcanzables (ni siquiera en sueños) a gran parte de la población.

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