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El político, ¿profesional o aficionado?

El político, ¿profesional o aficionado?

El gobierno quiere suprimir las entidades locales menores, pero son el eslabón más cercano al ciudadano y no despilfarran dinero. Su eliminación no supondría un ahorro de dinero y los perjudicados serían los habitantes del medio rural. Según Joaquín Pérez, alcalde de Tramacastilla de Tena, los gestores de estas pequeñas instituciones no manejan grandes cantidaes de dinero y estiran cada euro hasta límites extraordinarios. Además ejercen su trabajo en el mismo medio en el que tienen responsabilidad y están sujetos a la crítica de sus propios paisanos. Por regla general hacen de todo volcando en su población rodo el esfuerzo personl del que son capaces. Son aficionados, amantes de la politica, del bien social y su "ego" esta repleto de solidaridad.
No así ocurre con el político que ejerce sus funciones en ayuntamientos grandes, diputaciones provinciales, parlamentoa autonómicos o en las cámaras de representantes estatales que cobran importantes sueldo (no estoy de acuerdo con aquellos que defienden que nuestros políticos estan mal pagados) y jugosas dietas. Esta semana nos ha sorprendido la propuesta de una política nacional de reducir el número de diputados de su parlamento autonómico y dejar sin sueldo a los señores diputados cobrando unicamente las dietas a que tuvieran derecho. Yo añadiría algo más, esas dietas deberían abonarse siempre que estuvieran justificadas con la presentación de los correspondientes facturas de manutención y alojamiento. El político que se precie y que tenga una verdadera vocación debe considerarse bien pagado con el honor de ser el representante de sus vecinos.
Pues bien, los primeros, que no los únicos, en manifestar su posición contraria son los representantes de los partidos situados más a la izquierda del espectro político.Curiosamente muchos de los cuales han hecho de la "res pública" su modus vivendi y se niegan a bandonar su "poltrona" después de importantes y arduos esfuerzos en hacerse sitio entre los compañeros de su partido.
Si al político aficionado y comprometido y no al político profesional que se acomoda en su escaño o en su sillón municipal. Sólo el primero se verá obligado a esforzarse y a demostrar su valía para ser reelegido. El segundo siempre dependerá de la maquinaria de su partido.

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