Democracia y Constitución

En un Estado de Derecho la democracia actúa como principio legitimador de nuesta Constitución. Sólo es constitución auténtica la Constitución democrática, ya que ella y solo ella limita juridicamente la acción del poder. 

La Constitución no es una norma jurídica más, es la norma suprema del ordenamiento jurídico. Por tanto, todos los actos del poder traen causa de validez de su adecuación a la actuación competencial, el procedimiento y a los límites que la constitución establece.

Todos los actos públicos son válidos sólo si respetan los límites que impone la Constitución, si han sido aprobados por el órgano que la Norma Fundamental marca. Ningún gobierno puede aprobar una ley ni un alcalde aprobar un decreto si no se hace con los medios que la Constitución establece. 

La soberania nacional reside en el pueblo español. Todos compartimos la capacidad para tomar aquellas decisiones que afectan a la totalidad. A ningún ciudadano, institución o parlamento de comunidad autónoma le asiste el derecho a tomar decisiones que afectan al derecho de todos.

La unidad de España no puede verse quebrada por la voluntad de una parte de la nación pues ello supondría que la decisión de unos primaria sobre la capacidad de decisión de todos.

El sometimiento a la Ley iguala a todos en derechos, en el uso de las libertades, limita poderes y dificulta abusos.  La constitución garantiza el Estado democrático.

Quienes se proclaman por encima de la ley y acaban comportándose de forma despótica rompen con los valores de la democracia y merecen ser apartados.