¿Asesores?

La desvergüenza no tiene límites. Pensaba que la “caradura” era algo frecuente en la personalidad de algunos políticos pero lo hecho público recientemente raya todo lo imaginable y no por no sospecharlo, que lo sospechábamos, sino por que una vez sabido al publicarse nadie hace nada. ¿Es suficiente con haberlo publicado? Los políticos responsables dan el asunto por acabado anunciando el cese de los asesores que se pasaron haciendo declaraciones a un cuasi desconocido al que creían uno de los suyos. ¿Se les debería exigir la devolución del dinero mal cobrado? Creo que si. Se les debería exigir. Y, además, rendir cuentas ante la Justicia.
Me da lo mismo quien gobierne. Lamentablemente no es un caso aislado sino que, por el contrario, es un fenómeno generalizado. Son miles de asesores los que cobran de las arcas oficiales o lo que es lo mismo, del erario público. ¿Qué asesoramiento llevan a cabo? ¿Acaso cuentan con preparación suficiente? ¿a quién asesoran? ¿Cuánto dinero se ahorrarían las instituciones sin que estos asesores ficticios no existieran? Demasiadas preguntas para el ciudadano de a pie.
La corrupción tiñe la vida diaria. Las responsables de administraciones locales, comarcales, provinciales, autonómicas y nacionales cuentan con cientos de personas nombrados a dedo, de confianza dicen, que cobran sueldos inimaginables para cualquier obrero honrado.
Las subvenciones oficiales y demás medidas político-económicas cotidianas no son objeto de control alguno. ¿Es esta la sociedad que deseamos? Yo me niego, deseo que mi pueblo, mi comarca, mi autonomía y mi país sea gobernado por políticos honrados y que se ejerza un control por estamentos oficiales, Tribunales de Cuentas, compuestos por personas dignas de confianza y que aquellos que no cumplan sean llevados ante una justicia objetiva.