el Cotradictorio Belloch

El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, ex juez, ex biministro, aterrizado por arte de birli-birloque en "el charco" y persona amiga de los grandes eventos para nuestra ciudad, no duda en proclamar austeridad y, al mismo tiempo, negarse a diseñar un plan de control del gasto municipal que alivie a los sufridos ciudadanos zaragozanos de la crisis que nos ha tocado vivir. Crisis fruto de la coyuntura internacional y de la particular economía española pero también de la defectuosa gestión de los políticos que nos ha tocado sufrir.

Zaragoza ciudad que arrastra una deuda de 900 millones de euros pero que a nuestro primer edil le debe parecer poco, sufre las consecuencias de las obras del resucitado tranvia de Zaragoza desaparecido de la ciudad hace aproximadamente treinta años por decisión política y de oscuros intereses económicos. Con proyectos de dudoso origen en el siempre demostrado sentido común de los zaragozanos y, más bien, fruto de capichosos deseos personales del Sr. Belloch  como son el "azud del Ebro", hecho a pesar de todo y de todos, los "barquitos no navegables del Ebro"o la "expo borraja que será o no será" no deja de sumar números rojos a las cuentas del Ayuntamiento que son las nuestras unicamente aliviadas por las interminables subidas de tasas o las multas que nuestra "policia local" recauda por imperativo politicoeconómico.

Nuestra comunidad, gobernada por el mismo partido a nivel local, a nivel regional y a nivel nacional pesa, desgraciadamente, muy poco en el contexto nacional lo que nos lleva a pagar más y recibir menos.

Se echan de menos voces discrepantes y críticas con peso especifico. Nuestra sociedad debe dejar de ser una sociedad acomodada y exigir más a quien no tiene ningún miramiento en el gasto público. La oposición no cuenta con el peso que debiera tener favoreciendo medidas correctoras en las decisiones que este señor lleva a efecto en su "cortijo" haciendo caso omiso a las voces discrepantes encuadradas en asociaciones de la ciudad.