Nubarrones

Diecinueve de febrero. Primera manifestación convocada por los sindicatos mayoritarios. Zaragoza. Llamamientos en otras tantas ciudades de España. La maquinaria se ha puesto en marcha. A tan solo tres meses del 20 N, últimas elecciones generales en España, en las que el Partido Popular ganó con mayoría absoluta, las organizaciones de izquierda, movimientos republicanos y la "organización 15-M", con el respaldo de un Partido Socialista Obrero Español, incapaz en la anterior legislatura de tomar medidas contra una crisis internacional agravada por una crisis muy grave interna, propiamente española, de consecuencias hasta ahora desconocidas con 5,300.000 parados, salen a la calle en un preámbulo, anuncio de una próxima huelga general cantada desde hace meses.

No importan los argumentos, se trata de agitar al personal, sacar beneficio del rio revuelto, calentar motores para conseguir parar una reforma laboral en la que la inmensaria mayoría estaban de acuerdo y preparar unas elecciones en un feudo, crucial para la oposición. Reforma impuesta por un Gobierno de España que ha dado tiempo a los interlocutores sociales para llegar a acuerdos y que con maniobras dilatorias de los "líderes obreros" no se ha producido. Al final, el Gobierno ha plamado en el B.O.E. "su reforma" tras una intervención financiera  y con unos ajustes  en las empresas púbicas y en la propia administración pública sin antecedentes conocidos en España.

Los movimientos anunciados, fruto de una negociación desaprovechada, predicen negros nubarrones en "una España que no esta para tirar cohetes", vigilada por una Unión Europea dirigida por los paises más poderosos y por la dictatorial política de los mercados internacionales.