La mediocridad nos invade

La mediocridad se ha instalado en la politica. Los partidos politicos y sus lideres se han apoltronado en nuestra sociedad y constityuen la expresión de la mediocridad.

La vida interna de los partidos es un ejemplo de desastre antidemocrático. El que desea propserar debe someterse al lider y luego, al ser elegido, debe comportarse de forma agradecida, lo cual impide prosperar.

Desde el 20D hemos visto desfilar, posar, reunirse en el ruido politico a centenares de personajes, la mayoría en grupo, acompañando y sosteniendo al lider,  buscando la postura más fotogénica  ante decenas de cámaras de unos medios sometidos a un circo que nada tiene que ver con la realidad.

No importa el fracaso, ellos no cejan. Su egocentrismo no les permite plegar e irse a casa, es mucho lo que se juegan. Muchos de ellos debido a que no tienen a dónde ir, no tienen oficio ni beneficio, toda su vida la han dedicado a medrar en el partido.

Algunos, presumiendo de titulos académicos e incapaces de reconocer que toda su vida universitaria la han dedicado a reventar todo aquello que olía a enseñanza, dirigían movimientos asamblearios, propios de los años 70 del pasado siglo, con el fin de conseguir objetivos que ni ellos mismos se creian.

España se juega mucho en las próximas elecciones. Somos, junto a Grecia, los únicos que tenemos que repetir elecciones, todo ello por la incapacidad de unos politicos mediocres de pactar medidas que permitan llevar al barco común con un rumbo conocido al puerto deseado.

Felipe VI, único que ha sabido mantener la dignidad del Estado, ha aconsejado a los lideres politicos que sean comedidos con los recursos y que no cansen a los españoles. Es mucho lo que se ha aguantado.

Reflexionemos pues, y elijamos al menos malo. Nuestra nación y nuestros hijos lo agradecerán.